sábado, septiembre 10, 2005

dulce placer

calle San Martín, Santiago, Chile.
En un homenaje casual a la noche cincuentera, se levanta silenciosa aquella entrada de azul profundo y muro críptico.Un tributo a la soledad compartida, a la "teta" confidente, a la borrachera, al sexo "al seco", al amor fugaz, a la "chucha" y al placer.
Nunca olí, toque o besé esos cuerpos. Nunca sobajeé mis rodillas en sus sábanas o estuve entre las piernas de uno de esos primores. A mis 5, 7, 9 o 12 años, solo miraba a hurtadillas esos muslos calados, o la entrepierna cruzada, o esos pechos bondadosos, o esas bocas insinuantes.
Hoy, es solo el cuadro de un escenario de sombras y fantasías no cumplidas.