viernes, octubre 28, 2005

calle San Antonio

Santiago, Chile
La calle San Antonio, el andén de espera para mis eternos viajes de escolar.
Decenas de decorados, se han sucedido, en las vitrinas de Almacenes París, y fueron objeto de deseo para mis vanidades adolescentes; el teatro Municipal y la graduación de mi 4° L del Nacional, con los milicos en el poder; la librería Huitrañe en un pasaje oscuro, donde compré alguna vez "el libro rojo" de Mao, sus Obras Escogidas, y los escritos de Stalin "sobre el Leninismo"; la "micro" San Cristóbal La Granja, fiel compañera de cientos de kilómetros recorridos, de noches insomnes, temerosas y sueños nocturnos; el café Paula y sus copas de helados gigantes, que de niño nunca acabé,...y ese viejo garzón amigo de mi padre.
Confusa, de desordenada arquitectura, una mezcla de "estilo" y comercio callejero. Edificios duros y sus pasillos interminables, oficinas detenidas en el tiempo, departamentos de contabilidades polvosas, nidos para de citas de amor por unas cuantas "lucas", personajes que pueden ser de novelas rosa o policial. De ferias libres y mercados, de bares donde ahogas tus penas, tus dolores, tu pobreza y tu vida.