domingo, octubre 23, 2005

el atardecer, la mujer y la sombra

metro Santa Lucía, Santiago, Chile
Atenta, inmóvil, sigilosa, casi al acecho...espera. Vino ágil y rápida desde lo alto; cayó desde aquel edificio -dice alguien dentro de mí-, creo que nadie la vió claramente -me dice otro-, todos conjeturan. Una nube de polvo y aire revuelto la trajo, desvió la mirada de los que allí estábamos. Se detuvo, nos observó, se movió y retrocedimos, se asomo a esa ventana, nos escondimos en un bloque de edificio, la luz de la tarde nos protegió.
Pero ella, esa mujer, camina despreocupa; está sola, se aferra a algo,...un pensamiento al parecer, tenemos y tengo que intervenir, nosotros lo haremos...me dice una voz que está a mi lado, ¡vamos! -digo-, salgo a su alcance, corro detrás, bajo dos, tres escalones, miro atrás, estoy solo ...y luego un dardo invisible, de hielo y viento me atraviesa.
Miro el cielo, miro la ventana y no hay nada, miro la mujer...y desapareció en la obscuridad.
Caigo desfalleciente, me desangro en luces de cristales verdes, amarillos, celestes,...