viernes, octubre 07, 2005

el árbol y los pájaros

calle MacIver, Santiago, Chile
En mi ciudad, en primavera, los atardeceres suelen ser maravillosos. Si camino, puedo ver la luna pálida en el cielo azul, puedo ver nubes blancas entrar en las habitaciones del edificio de enfrente, puedo sentir la brisa fresca al mojarme los labios, puedo ver los árboles florecer en los edificios.
Me detuve frente al árbol espigado, llegaron de súbito decenas de pájaros y se posaron sobre él, el ruido era ensordecedor, hablaban ruso, noruego, armenio,...yo podía hablar con ellos también,...me invitaron a volar, recordé los gansos, la oca y Nils de mi cuento de infancia. Salté la reja que nos separaba, boté unos jarrones chinos, trepé el muro y me lancé sobre sus alas...
Sol poniente, de largas sombras y luz caliente, como entibias mis sueños y como calientas mi corazón con tu rayo certero y profundo.