los paseantes
En esa tarde cálida, el baño estuvo maravilloso. Un mar brioso, frío y desafiante me obligó a estar alerta para no ser sorprendido. La entrada del sol era fría y el traje de baño estaba mojado; caminamos con Javier, juntos, por la terraza a orillas de la playa. Muchos se retiran a sus casas, los otros pasean.
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