miércoles, febrero 01, 2006

el encuentro

Bruselas, Bélgica
En el auto, mi amigo de adolescencia maneja, me habla de su vida, su trabajo, sus planes. Se avecina una despedida, nunca me han gustado, las evito. En su casa, la conversación fue rápida, nerviosa pero cariñosa, con té, con un sol tibio, y escarcha en su mesa del patio. En el semáforo, nos cuesta sostener el silencio que se produce, como anticipando el silencio de la distancia. Una emoción y nostalgia profunda me conmueve.